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¿Producen cero emisiones los coches eléctricos?

En realidad, los vehículos eléctricos producen un impacto ambiental derivado de sus procesos de fabricación y reciclaje.

 

Los coches eléctricos nacieron para revolucionar la automoción y reducir el impacto contaminante en el medio ambiente. La etiqueta medioambiental de la DGT los califica como coches de cero emisiones, pero realmente no por no poseer un motor de combustión dejan de contaminar al completo.

Lo cierto es que los vehículos eléctricos producen un impacto ambiental derivado, en su mayor parte, de los procesos necesarios para su producción, y en especial, su reciclaje una vez finalizada su vida útil.

Es totalmente cierto que los coches eléctricos producen cero emisiones mientras circulan, es decir, que no emiten ni un solo gramo de dióxido de carbono, monóxido de carbono, óxido de nitrógeno, ni partículas en suspensión. Es por esto mismo que estos vehículos no poseen tubo de escape.

Sin embargo, algo que nadie piensa, es que los procesos de producción de estos vehículos sí son contaminantes y su reciclaje conlleva una contaminación extra. Minimizar el impacto de lo comentado es el reto con el que se encuentran los fabricantes para conseguir que, en cierta medida, sean totalmente cero emisiones en todos los sentidos. El objetivo es conseguir alcanzar la neutralidad de emisiones.

El impacto medioambiental de la fabricación de un coche eléctrico

La primera huella que deja un coche eléctrico procede de su proceso de fabricación, donde se llega a decir que es incluso más contaminante que un modelo clásico de combustión.

La marca automovilística sueca, Volvo, publicó hace tiempo un informe en el que aseguraba que la producción de sus vehículos eléctricos era más contaminante que las ediciones de combustión, pero que ese impacto se compensaba con creces a lo largo de toda la vida útil del coche.

La mayor parte de la contaminación que se produce durante la fabricación de estos modelos procede de la batería.

La contaminación de la recarga

Los coches eléctricos de batería se mueven gracias a la energía que les suministra esta que, a su vez, se nutren de la electricidad que obtiene de la red eléctrica. Este proceso de recarga conlleva una serie de emisiones que serían más o menos en función de la fuente empleada.

Datos recientes de Green NCAP, un laboratorio de análisis que permite comprobar el potencial contaminante de los coches en Europa, revelan que en España la producción de 1kWh conlleva 154 gramos de CO2. Esto supone que un vehículo eléctrico con una batería entre 50 y 60 kWh, generará una contaminación de cerca de 7 millones de toneladas de CO2 a lo largo de su vida útil.

Es por eso que se potencia el uso de energías renovables, en especial de la energía solar para minimizar el impacto medioambiental de la recarga.

El final de su vida útil

Cuando la vida útil de un vehículo eléctrico finaliza, de nuevo la batería produce un gran impacto ambiental.

Para reducir este impacto se intentan aprovechar las baterías para proporcionar energía a objetos que requieran de una menor potencia de carga, y así aprovecharlas aún más antes de desecharlas.