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¿Cambio de planes con la normativa europea?

Ocho países firman estar en contra de la normativa Euro 7 y la planta noble del sector comienza a pronunciarse contra ella

 

A partir del escándalo de las emisiones de Volkswagen en 2015, conocido como la Dieselgate, el combustible más amado comenzó una caída libre que actualmente sigue vigente. El Diésel ha pasado de ser la opción preferida por la mayoría de Europa a pasar al ostracismo.

El Dieselgate tuvo dos consecuencias principales, las cuales fueron el descenso de la popularidad del Diésel, y la segunda, la aceleración del proceso de electrificación del parque móvil.

Los problemas de la Euro 7

La Unión Europea no ha parado de endurecer las normativas de emisiones, y con la entrada en vigor próximamente de la Euro 7 va mucho más allá, ya que introduce tres novedades importantes:

  • Unifica el límite de emisiones de óxidos de nitrógeno para el diésel y la gasolina

  • Endurece los objetivos de reducción de emisiones para camiones y autobuses

  • Establece límites sobre las partículas emitidas por los frenos y neumáticos. Esta medida también afectará a los coches eléctricos que, a priori, deberían ser los ganadores de la Euro 7.

Sin embargo, la normativa Euro 7 y su aplicación conllevan una serie de problemas que el sector de la automoción lleva denunciando desde el mismísimo principio.

Uno de los efectos negativos que destaca, tanto las marcas como diferentes empresas del sector es la inversión notable que exige adaptar los vehículos a dicha normativa, lo que obligaría, inevitablemente, a encarecer el precio del producto final.

En este sentido, la Asociación Europea de Constructores (ACEA) publicó un informe hace poco en el que calculaba un incremento de los costes directos de producción de turismos, furgonetas, camiones y autobuses de entre el 4% y el 10% más altos de lo que anuncia la Comisión Europea.

Al respecto, la directora general de ACA, Sigrid de Vries, señaló que “la industria automotriz europea se compromete a reducir aún más las emisiones en beneficio del clima, el medio ambiente y la salud”

“Sin embargo, la propuesta Euro 7 simplemente no es la forma correcta de hacerlo, ya que tendría un impacto ambiental extremadamente bajo a un coste extremadamente alto”, Matiza.

Por su parte, el CEO de Seat y Cupra, Wayne Griffiths, se pronunció sobre la normativa y fue contundente: “Si se aplica, significaría dejar de construir coches”.

Todos los países que se replantean retrasar el fin del diésel

En los últimos meses han aumentado las dudas en torno a la Euro 7, tanto que ocho países de la Unión Europea han dado un paso atrás en lo que respecta a su puesta en marcha.

Esos países son Francia, Italia, Polonia, Bulgaria, Hungría, República Checa, Rumanía y Eslovaquia. Curiosamente, entre estos ocho, no se encuentra Alemania, a pesar de que lideró una ofensiva para incluir los e-fuels entre las energías limpias.

Además, algunas figuras destacadas del sector señalan que el estricto endurecimiento sobre las emisiones tendrá consecuencias negativas para llevar a cabo la electrificación.

El final del diésel no está tan cerca

Por tanto, vemos cómo la Euro 7 implicaría, por un lado, el encarecimiento de los coches al aumentar los costes de producción y, por otro, supondría un obstáculo en el camino hacia la electrificación, que es la máxima aspiración que se pretende alcanzar.

Con tantos problemas e incógnitas para la aplicación de la Euro 7, puede ser que al Diésel aún le queda más tiempo de vida de lo que muchos piensan.